En un partido entre un equipo consolidado y otro que camina a los tumbos se dio la lógica. El primero, Talleres, tuvo paciencia para plasmar su superioridad y venció 3-1 a Independiente en Avellaneda sin dejar margen a las discusiones, incluso pese al pésimo arbitraje de Yael Falcón Pérez, cuya actuación merece un párrafo aparte.
Resulta difícil medir la incidencia del árbitro en el resultado final pero sí en la marcha del juego, y en este caso fue muy alto. A su exceso de celo en cuestiones menores y sus interminables circunloquios en cada tiro libre o córner por lanzar, le añadió errores de interpretación y diferencias de criterio en acciones semejantes, además de una enorme falta de autoridad que quedó en evidencia en el descuento. Expulsó con roja directa a Lucas González, a instancias del VAR fue a revisarla, y cuando apreció que los plateístas locales derribaban la débil malla que lo protegía decidió con sorprendente velocidad dar marcha atrás y cambiar la tarjeta por una amarilla.
Todavía fresco el recuerdo del partido que los enfrentó en la última fecha de la Copa de la Liga, la remake de la primera fecha encontró al Rojo y la T con el paso cambiado. Para el equipo de Carlos Tevez era un nuevo comienzo de curso; para el conjunto cordobés apenas una escala en una ruta que nunca se detuvo, merced a su participación en la Copa Libertadores, donde ya aseguró su pase a octavos de final. No hubo paréntesis para Talleres, ni pérdida de mentalidad y ritmo competitivo, sino todo lo contrario.
El caso de Independiente es bien diferente. Las cuentas pendientes en el capítulo futbolístico van a la par con lo que sucede en lo económico (hasta la fecha las inhibiciones que recaen sobre la institución de Avellaneda exigen recolectar algo más de 5 millones de dólares si tiene la pretensión de incorporar nuevas piezas en el mercado de invierno) y abren un abanico de incertidumbres a corto y mediano plazo.
El Apache -que se fue del estadio sin ofrecer la clásica conferencia de prensa- sabe con quiénes puede contar en las cinco jornadas a disputarse antes del stop de la Copa América, pero le resulta imposible divisar con claridad el horizonte a largo plazo, con varias opciones de venta (Ayrton Costa, Lucas González, Gabriel Ávalos) y todas la incógnitas en el ámbito de los refuerzos.
El Rojo salió a la cancha con toda esa carga sobre la espalda y antes de pestañear ya estaba abajo en el marcador, cuando a los 7, Federico Girotti definió con una tijera un centro en Gustavo Bou. Y pese a que la fortuna le sonrió un par de minutos después, cuando Matías Catalán desvió de cabeza hacia su arco un envío que buscaba a Alexis Canelo, el local ya no lograría recuperar el dominio con el que había amagado.
Talleres ha demostrado varias veces que es un invitado incómodo para un equipo con la pretensión de ganar confianza. A sus muchos jugadores con buen pie -los titulares y los que esperan en el banco- se le une un sistema de juego ágil e incisivo que maneja a la perfección. Los dirigidos por Walter Ribonetto plantearon un ida y vuelta sin temores que al local no le quedó más remedio que aceptar, y las circunstancias le fueron dando la razón.
El ritmo cortado del encuentro le permitió a Independiente disimular la inferioridad que alcanzaba a intuirse. Incluso dejó un puñado de buenas combinaciones a un toque cuando Tevez decidió trasladar a Alex Luna al medio y así sumar una estación suplementaria de pase. Hasta que en la última acción antes de irse a los vestuarios, el Rojo terminó de complicarse la existencia. Canelo, que ya estaba amonestado, fue muy fuerte contra Ortegoza y vio la roja. Hábil, Ribonetto incluyó a Rubén Botta para la segunda mitad y Talleres se adueñó definitivamente del control.
Con un hombre menos y muy alterado por las decisiones arbitrales, quedó Independiente condenado a aguantar, con Iván Marcone como baluarte de la resistencia. Le daría una vida más Girotti al fallar un mano a mano a los 17, hasta que lo llamó a la realidad Marcos Portillo peinando un centro medido de Botta a los 36 y lo sentenció Ramón Sosa con un golazo desde mitad de cancha sobre el cierre.
Al final, cada uno continuó transitando la senda por la que llegó. Sólido y ganador Talleres; envuelto en mil preguntas el Rojo, incapaz de alterar una marcha a los tumbos que cada vez desespera más a su gente.
En la próxima fecha, Independiente se medirá con Platense, mientras que Talleres Córdoba tendrá como rival a Atlético Tucumán. En los siguientes gráficos se pueden observar las formaciones de los equipos, los cambios, las principales incidencias del partido y la tabla de posiciones.
Argentina dispone de seis lugares para la Copa Libertadores 2025. Los campeones de la Copa de la Liga, la Liga Profesional y la Copa Argentina obtendrán un cupo cada uno. Los restantes lugares los obtendrán los tres primeros de la tabla general anual que no hayan sido campeones. Dicha clasificación contempla los puntos obtenidos en la LPF 2024 (27 fechas) y en la instancia de zonas de la Copa de la Liga (14 jornadas).En tanto, a la Sudamericana 2025 irán otros seis equipos, que también saldrán de esa misma tabla general y serán los mejores ubicados después de los clasificados a la Libertadores. Si un equipo que ocupa las posiciones de clasificación a la Sudamericana ya estuviera clasificado a la Libertadores por haber sido campeón de alguno de los torneos mencionados, el lugar en la Sudamericana será para su más inmediato perseguidor en esas posiciones.
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